«Eso creo yo bien —respondió Don Quijote—, porque he tenido con el gigante la más descomunal y desaforada batalla que pienso tener en todos los días de mi vida, y de un revés, ¡zas! le derribé la cabeza en el suelo, y fue tanta la sangre que salió que los arroyos corrían por la tierra como si fueran de agua.
—Como si fuera de vino tinto pudiera vuestra merced decir mejor —respondió Sancho— porque quiero que sepa vuestra merced, si es que no lo sabe, que el gigante muerto es un cuero horadado, y la sangre seis arrobas de vino tinto que encerraba en su vientre, y la cabeza cortada es… la puta madre que me parió y llévelo todo Satanás»

Miguel de Cervantes Saavedra
Leído en El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de La Mancha, 1605