«[…] ¡Absurdo! habríamos exclamado nosotras, dijo La Ratesa. Lo hubiéramos rechazado espantadas. También nosotras somos mortales. También el género ratesco es sólo temporal y sabe, desde que hay memoria ratesca, que está limitado en el tiempo. Pero si hubiéramos podido enseñaros algo la primera lección hubiera sido esta: en lo sucesivo, que en la educación del género humano se deje de hablar de inmortalidad. El hombre vive mientras vive. Después de la muerte no hay nada; y de él no quedará más que basura. Por tanto, hombres, tened miedo y sed mortales como nosotras, y entonces quizá viváis un poco más»

Günter Grass
Leído en La Ratesa, 1986